Fotografía por: Valentina Salazar
NUESTRO MISMO CIELO
Al ver un atardecer hace poco, me hizo acordar de momentos muy felices en mi vida, momentos que me llenan de felicidad y paz, así como lo hace el mar. El sonido Del Mar, la tranquilidad que da el sonido de las olas, la emoción que se aprecia cuando el cielo va cambiando drásticamente sus colores; son pocas sensaciones que uno tiene al estar sentado enfrente de un atardecer en esta hermosa cuidad de Santa Marta. Cuando me levanto muy temprano por la mañana me gusta asomarme a la ventana y ver los rayos del sol golpear mis ojos, ver cómo sale el sol desde el infinito Del Mar. Al igual que en los atardecer, son igual de hermosos los amaneceres, puedes ver cómo comienza una nueva vida, un nuevo paraíso, una nueva oportunidad en diferentes horas, diferentes maneras, diferentes mareas y desde diferentes puntos del planeta, porque sea donde sea que estes es el mismo cielo. Ver ese acontecimiento me hace reflexionar de muchas cosas. Por ejemplo, el amor, cuando yo veo un atardecer así de hermoso lo único en que me imagino que si así son los atardeceres como será el creador de estos, cuánto amor le pone todos los días para que siempre sean igual de hermosos pero totalmente diferentes. Hay unos días en los que son azules, otros días amarillos, de pronto también rosados, y también los hay de diversos colores, pero al final todo es el mismo cielo. El cielo que compartimos tu y yo, a pesar de cualquier distancia, este pequeño gran lugar puede ser tú recordatorio a muchas cosas. Mira al cielo y si no estás al lado de alguien amado, llámalo y dile “mira al cielo”, puede que el cielo donde esté esa persona este nublado, sea de día o de noche, este al otro lado del mundo o a solo unos kilómetros, pero es un mismo cielo que lo están compartiendo y admirando al mismo tiempo. No piensen en la distancia que los separa, sino en el cielo que los une.
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